20.2.09

Carnaval, carnaval


Trabajar se trabaja a destajo pero... qué bien nos lo pasamos después : )

Llevamos unas semanas de currele intenso: primero la preparación de la campaña de animación lectora, luego el periódico escolar, ahora el carnaval.

Todo gira en torno a un tema: el miedo.

Ya perdí la cuenta de cuántas bolsas de basura recorté, decoré, pegué, coloqué y colgué. Pero de una cosa estoy segura: mereció la pena.

Esos mismos fierecillas silvestres que nunca calientan la silla pues no paran quietos. Esos mismos que desayunan lengua por las mañanas y que usan pilas de las de litio que dan energía 25 horas al día. Esos mismos son los que he tenido que disfrazar esta tarde.

Y había que verlos.

Tooodos quietecitos en sus sitios mientras esperaban "la llamada de la profe" para que los vistiera, les colocase su bolsa de basura, sus adornos, sus caretas y les susurrase al oído un "pero qué guapo estás, corazón de melón". No movían ni un pelo, no fuese a estropearse el disfraz. Con la mirada fija en mis manos, siguiendo cada una de mis maniobras sobre sus pequeños trajecitos, me iban transmitiendo el entusiasmo y la alegría de salir al patio a lucir sus disfraces.

Es de las pocas ocasiones en las que me acerco tanto a los niños y es curiosa la sensación tan tierna y cálida que te dejan.

Besos y cosas, tiernas y cálidas,

AL.

P.d.: uno de ellos, con todo el amor de su corazón me dijo "señoooo, qué guapa estás!!". No pude hacer más que sonreír. El amor es ciego. Yo iba vestida de frankenstein.

: )

3 comentarios:

  1. Quien pudier ser niño y sentarse en tus rodillas....
    seguramente irias disfrazada del monstruo de Franquestein...el DR franquestein , mucha gente confunde eso.

    muchas cosas:-))

    Nord

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  2. Yo ya no sé de qué iba disfrazada pero llevaba unas pintas horripilantes, de eso estoy segura XD

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  3. Madraza que se te cae la baba :)

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